BURBUJAS ESPECULATIVAS
Muchas de las principales crisis que se han producido, han venido de la mano de las burbujas especulativas.
A través de la historia se han producido varias de estas burbujas y sus causas siempre suelen tener unas características específicas, que además se alimentan con la creencia irracional en economía, de ” crecimiento perpetuo o del mejor imposible “.
Las burbujas especulativas, suelen aparecer especialmente en economías boyantes o en situaciones económicas eufóricas, algunas de esas economías eufóricas han sido las burbujas de los tulipanes, la del 29, la japonesa de los 90 o la última más reciente la de las hipotecas subprime o hipotecas basuras, considerada de alto riesgo porque se conceden a clientes con un historial laboral o de solvencia muy bajo
Economías boyantes:
Holanda era una potencia económica y comercial, derivada de su gran actividad comercial a principios del siglo XVII, los bulbos de tulipán se convirtieron en piezas de coleccionista.
En los años 80 existía la sensación de que la economía japonesa era una locomotora imparable que incluso estaba a punto de superar a la economía norteamericana.
En el 2004 el 'boom inmobiliario' en los EEUU provocó durante varios años que el precio de las viviendas en Estados Unidos se duplicara.
En estos dos últimos casos se necesitó varios catalizadores, bajada de los tipos de interés o créditos baratos el mejor combustible para la aparición de la burbuja especulativa, lo que originó, una gran solicitud de créditos y una creencia de que “las viviendas nunca bajan”, utilización de viviendas como avales del préstamo en caso de no poder asumir los créditos y la aparición de los especuladores que inflan los precios del producto.
La pregunta que nos podemos hacer, sería, ¿cómo puede medirse el tamaño de una burbuja?, probablemente habrá muchos criterios estudiados y constatados pero dos criterios significativos pueden ser: el grado de especulación alcanzado y el grado de irracionalidad de la burbuja a partir del objeto de la transacción, en este último punto pondré ejemplos de las burbujas más significativas de la historia la irracionalidad del valor y precio.
BURBUJA DE LOS TULIPANES:
- En 1965 se llegó a pagar por una decenas de bulbos un precio de 100.000 florines, una cifra equivalente a “¡¡ 1 millón de euros actuales por 10 bulbos de tulipán !! “.
BURBUJA DE LOS MARES DEL SUR:
- Las acciones alcanzaron su punto álgido de 1.000 libras por acción. Quién entró a 100 libras por acción y vendió a 1.000 libras ganó en 6 meses aproximadamente lo que un herrero hubiese tardado en ingresar durante 20 años de duro trabajo.
- De acuerdo con el precio de la acción, “ ¡¡ la valoración de la empresa equivalía a 3 veces todo el suelo de Inglaterra !! “.
EL CRAC DE 1929:
- De 1924 a 1929 el promedio del índice de la Bolsa de New York “ ¡¡ aumentó un 500% !! “. La mitad de este aumento ocurrió en sólo los últimos doce meses. Cuando la burbuja pinchó la bolsa perdió 14 millones de dólares en un solo día y 30 millones en una semana, 10 veces más que el presupuesto anual del gobierno federal y mucho más de lo que Estados Unidos gastó en la Primera Guerra Mundial.
LA BURBUJA DE LOS AÑOS NOVENTA EN JAPON:
- El valor total de las propiedades inmobiliarias niponas equivalía al 20% de la riqueza mundial y suponía dos veces la capitalización total de los mercados bursátiles. Teniendo Japón 25 veces menos extensión que Estados Unidos, sus propiedades valían en conjunto cinco veces más que las americanas. Sólo el palacio imperial japonés igualaba en valor al de todo el Estado de California.
LA BURBUJA DE LAS HIPOTECAS SUBPRIME:
- En el año 2005, muchos hogares americanos gastaban más del 100% de su renta disponible sólo en consumo y pago de intereses. Es decir, se vivía con más dinero del que se ganaba.
Ejemplos claros del síndrome del necio o como confundir valor y precio. La necedad tiene que ver con un exceso de presunción; este síndrome convierte a personas normales en especuladores. Cuando uno especula y no lo sabe es porque piensa que está pagando por algo un precio razonable.
En todas las burbujas especulativas se produce una actitud similar, una especie de hipnotismo o embotamiento donde trabajar no tiene sentido, donde parece haberse descubierto la piedra filosofal de la riqueza ilimitada, y donde la opulencia y el crecimiento sin base real son aparentemente posibles.
Pero lo que parece increíble, que teniendo una experiencia en el pasado de las crisis sufridas en el mundo, los gobiernos, muchas veces partícipes y generadores de las burbujas no sepan poner las medidas oportunas para que estas no se produzcan o intuir su posible aparición y así evitar las crisis económicas tan devastadoras para la población.
Durante las burbujas, analistas, banqueros, inversores, y ahorradores, todos ellos especialistas informados y preparados, se comportaron de un modo profundamente irracional.
Que los gobiernos han sido partícipes de las crisis, porque no es la primera vez estos favorecen incluso la aparición de dichas burbujas, un caso bastante claro fue la burbuja de La Compañía de los Mares del Sur, donde el gobierno para financiar los elevados gastos de sus campañas bélicas, empezó a emitir deuda pública sin descanso, pero a la hora del vencimiento de la deuda y ver que no podía devolver el dinero a los ahorradores se le ocurrió convertir la deuda pública en acciones de la Compañía,. Fue una jugada maestra por parte del gobierno, que a la hora de devolver a sus usuarios la deuda pública que vencía con sus usuarios, les convenció para cambiarlas por acciones de una empresa en la que su comercio y ganancias no estaban demostradas, pero el rumor de ganancias futuras y un interés del 6% anual y perpetuo por la acción fue la causa para convencer a sus usuarios para el cambio a acciones de la Compañía de los Mares del Sur y el inicio de la burbuja.
El problema de la última burbuja es que se cebó en un bien básico, de primera necesidad. Con los tipos de interés bajos, a muchos les parecía absurdo alquilar. Resueltos a comprar a toda costa, las jóvenes parejas con sueldos de subsistencia pujaron con inversiones y especuladores por las viviendas. La gente joven tuvo que hipotecarse hasta las cejas. Los resultados han sido demoledores para todos.
En España, gracias a que las operaciones fuera de balance no están permitidas, apenas entró en esta burbuja. Sin embargo hemos tenido nuestra propia “pequeña subprime”. No hemos necesitado invertir en el inmobiliario estadounidense porque el nuestro era todavía más rentable.
Cuando la burbuja explota, unos recomiendan guardar el dinero. Los políticos nos urgen a gastar. Los bancos ofrecen el oro y el moro por nuestros ahorros el mismo día que el gobierno aumenta la garantía de los depósitos bancarios, lo que origina un desconcierto general. Hay quien esconde el dinero en su casa. Otros se dedican a equilibrar saldos entre diferentes entidades financieras por si alguna de ellas quiebra. Las empresas despiden gente. La cifra de paro aumenta. Los bancos no conceden créditos. Parece que el mundo se acaba cuando hace unos años todo iba bien.
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