¿Qué es eso del estado del bienestar?
¿Quiénes son sus principales beneficiarios?
¿Cuál es su futuro?
¿Cuáles son las claves de su mantenimiento?
¿Detrás del Estado del bienestar hay mucho despilfarro?
Se considera el Estado de bienestar como la responsabilidad que adquiere el Estado en conseguir el pleno empleo, un sistema de seguridad social que cubra la totalidad de la población, la generalización de servicios básicos de educación y sanidad para todos y la garantía de un nivel de vida digno incluso para los más desfavorecidos.
El gasto social tiene tres tipos de destinatarios:
- En el primer grupo están los gastos por prestaciones de carácter contributivo. Sus beneficiarios son aquellos que han contribuido previamente con sus cotizaciones a la Seguridad Social durante un determinado período de tiempo. En este grupo están las pensiones contributivas, la prestación por desempleo o por incapacidad laboral. En conjunto supone más de la mitad del gasto social.
- El segundo grupo de gastos está formado por las prestaciones de carácter universal, como educación y sanidad dirigidas a toda la población.
- El tercer grupo de gastos es el de las prestaciones de carácter compensatorio destinadas a los colectivos sin recursos. Aunque no es comparable a las dos anteriores, es el tipo de gasto que incide más en la equidad, por sus funciones de asistencia social hacia los sectores menos favorecidos.
El Estado del bienestar se financia con las contribuciones a la Seguridad Social de empresarios y trabajadores y los impuestos del sistema tributario. Se debate la financiación futura debido al rápido proceso de envejecimiento de la población (aumento de esperanza de vida y la baja tasa de natalidad) en los países desarrollados, que plantean dos problemas.
- El aumento de la tasa de dependencia, o cociente entre la población mayor de 65 años y la población entre 15 y 64 años. El aumento de la tasa de la dependencia tendrá un reflejo en el gasto social por el incremento de las pensiones que pasarán del 10% del PIB en 2004 al 15,7% en 2050.
- El aumento de las necesidades sanitarias, porque cuanto más tiempo vivan las personas más servicios sanitarios y de apoyo a dependientes se necesitarán.
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Según todos los planteamientos políticos para garantizar el Estado del bienestar, intervienen el crecimiento económico, bastante perjudicado en los días que corren y la creación de empleo que van unidos de la mano. Otra de las claves que se están planteando es la solidaridad desde los que más pueden contribuir hacia los que más lo necesitan.
Los portavoces de los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, justificaron en las Cortes españolas la constitucionalidad de la medida que aprobaron, que fuerza al Estado a tener un equilibrio presupuestario, con el argumento de que se “requería tal medida a fin de salvar el Estado del bienestar”. Según ellos, una medida que obligará a realizar recortes sustanciales del gasto público (del cual el gasto público social es el mayor componente) para eliminar el déficit del Estado es necesaria para salvar al escasamente financiado Estado del bienestar. Puesto que España es el país de la UE-15 ( grupo de países más ricos de la UE) que tiene el gasto público social por habitante más bajo, es difícil de entender cómo mayores recortes de tal gasto –que el equilibrio presupuestario exige– van a corregir el enorme déficit de gasto público social de España.
Se podría argumentar que los países escandinavos de tradición socialdemócrata, y muy en particular Suecia, han sido países con gran número de años con superávit en sus presupuestos nacionales. Ahora bien, su carga impositiva es mucho mayor que en España y los ingresos al Estado representan un porcentaje mucho mayor del PIB que España. Las cifras hablan por sí mismas. En España, tales ingresos representan sólo un 32% del PIB, mientras que en Suecia son un 52%. En realidad, si España tuviera la política fiscal de Suecia, su Estado ingresaría 200.000 millones de euros más, cantidad suficiente para eliminar el déficit del Estado y corregir el enorme déficit de gasto público social de España.
Si el Estado del bienestar se financia mediante contribuciones a la Seguridad Social de empresarios y trabajadores y los impuestos del sistema tributario, ¿Parece que la única forma de poder mantener este estado es tocando estos parámetros o buscando otras medidas de financiación?
Porqué se decidió que el tipo efectivo del IRPF que abonan las rentas más altas se redujera en 18 puntos?. La gran empresa tributa un 10% menos por sus beneficios y la banca se ha beneficiado de la enorme tolerancia, cuando no complicidad, de las autoridades públicas hacia el fraude fiscal, suponiendo que una bajada del tipo de interés a las empresas favorecería la creación de empleo, esto también ha llevado que se bajaran NO en misma proporción el IRPF al resto de la población, generando el caldo de cultivo para la crisis inmobiliaria que tardaremos años en superarla. Según la teoría que sostienen las tesis neoliberales es que, ello, se debe a la falta de confianza del mundo empresarial, resultado de la supuesta excesiva intervención del Estado que, con sus impuestos y regulaciones, dificulta la recuperación económica Esta tesis está ampliamente extendida y determina la petición, por parte de los partidos próximos a estas tesis, de bajada de los impuestos al capital y a las rentas superiores, y la eliminación de las regulaciones –definidas como rigideces- encaminadas a proteger al trabajador, al usuario y al consumidor, a las que debe someterse el mundo empresarial. Las propuestas del Partido Popular en España van en este sentido. Propone bajar los impuestos del capital y eliminar intervenciones del Estado a fin de –según tal partido- estimular la inversión y la creación de empleo.
Un ejemplo de recortes de gasto producido en EE_UU es la destrucción de empleo público que se están implementando a nivel municipal, estatal. En aquel país más de 600.000 puestos de trabajo en empleo público se han destruido en los últimos tres años, que no han sido compensados con la creación de nuevos puestos de trabajo en el sector privado. Una situación semejante está ocurriendo hoy en España, donde se está ya destruyendo gran cantidad de empleo público, que se acentuará, tal como el PP ha prometido, en caso de que tal partido gobierne en el Estado español.
Grecia, Irlanda y Portugal están mostrando que la reducción del gasto público les está abocando a una continua recesión. De ahí que el argumento de que recortando en momentos de recesión el gasto público se facilitará la recuperación económica es poco creíble. En realidad, la propia experiencia española demuestra el error de tal supuesto. Los recortes de gasto público están contribuyendo al estancamiento de la economía española.
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