TEMARIO

viernes, 21 de octubre de 2011

LA VENGANZA DE DON MENDO

                                AQUÍ OS DEJO FRAGMENTOS DE OTROS TIEMPOS:

MAGDALENA.– ¿Un juego?

MENDO.– Y un juego vil
que no hay que jugarlo a ciegas,
pues juegas cien veces, mil,
y de las mil, ves febril
que o te pasas o no llegas.
Y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y eres del otro deudor.
Mas ¡ay de ti si te pasas!
¡Si te pasas es peor!
MAGDALENA.– ¿Y tú... don Mendo?
MENDO.– ¡Serena
escúchame, Magdalena,
porque no fui yo... no fui!
Fue el maldito cariñena
que se apoderó de mí.
Entre un vaso y otro vaso
el Barón las cartas dio;
yo vi un cinco, y dije «paso»,
el Marqués creyó otro el caso,
pidió carta... y se pasó.
El Barón dijo «plantado»;
el corazón me dio un brinco;
descubrió el naipe tapado
y era un seis, el mío era un cinco;
el Barón había ganado.
Otra y otra vez jugué,
pero nada conseguí,
quince veces me pasé,
y una vez que me planté
volví mi naipe... y perdí.
Ya mi peculio en un brete
al fin me da Vedia un siete;
le pido naipe al de Vedia,
y Vedia me pone una media
sobre el mugriento tapete.
Mas otro siete él tenía
y también naipe pidió...
y negra suerte la mía,
que siete y media cantó
y me ganó en la porfía...
Mil dineros se llevó,
¡por vida de Satanás!
Y más tarde... ¡qué sé yo!
de boquilla se jugó,
y se ganó diez mil más.
¿Te haces cargo, di, amor mío?
¿Te haces cargo de mis males?
¿Ves ya por qué no sonrío?
¿Comprendes por qué este río
brota de mis lagrimales? (Se seca una lágrima
Yo mal  no quedo, ¡no quedo!
¡Quién diga que yo un borrón
eché a mi grey que alce el dedo!...
Y como pagar no puedo
los dineros al Barón,
para acabar de sufrir
he decidido... partir
a otras tierras, a otro abrigo.
……………………………

MAGDALENA.– ¡Tú tienes mi honor, don Mendo!

MENDO.– Pues ten en mi espada fe.
Y de ese honor al conjuro,
juro que morir prefiero
a delatarte, lo juro
por mi fe de caballero (Se van por la izquierda doña Ramírez y Magdalena. Pausa. Don Mendo desenvaina su espada y
se emboza.)
¡Por vida!... Si hay que luchar
y luchar habrá, si hay quien luche
puede estorbarme el estuche...
el estuche del collar. (Arroja el estuche al suelo y se cuelga el collar del brazo.) (Por el fondo, y también embozado,
entra don Pero, por una de las ventanas, y se detiene al ver a don Mendo.)
¿Quién se acerca inoportuno?
…………………………………………………………..
MENDO.– Nadie iguala
mi destreza en el trepar
para una torre invadir.
Excusaos de preguntar:
yo la eché para bajar,
no la usé para subir.
Por las grietas del torreón
trepé cual raposa,
que eso en mí, Conde, no es cosa
que llame ya la atención;
pero como en el descenso
suele más peligro haber,
y yo cuando subo, pienso
que tengo que descender,
llevo siempre a previsión
una escala de garduño,
y esa es la escala, don Nuño,
que pende del torreón.
…………………………………………
NUÑO.– (Desenvainando la espada.)
¿Que lo perdonas? ¿Qué es esto? (Sensación. Pausa. Don Pero se levanta y le mira con altivez.)
Poco a poco, Magdalena;
tú eres mujer y eres buena
y perdonas; pero yo,
a quien la calumnia oyó
como canto de sirena,
y la creyó y difundió
y me ofendió y ultrajó
y mi honor pisoteó,
no he de perdonarle. ¡Oh!
MENDO.- Huiré, sí; pero yo juro
que nadie sabrá de mí;
que don Mendo queda aquí
sepultado en este muro.
Yo ya no soy el que era;
he muerto, y el que ha nacido
ni es don Mendo ni lo ha sido,
ni volverlo a ser quisiera.
Soy un ente, una quimera;
soy un jirón, una sombra;
alguien sin patria y sin nombre
que de ser hombre se asombra.
Cual una nota perdida
con la ceniza en la frente,
naufragaré en el torrente
proceloso de la vida.
¿De qué viviré?... ¿Qué haré?
¿Dónde al cabo moriré?...
¿Aquí o allá?... ¿Qué más da?
¿Seré malo?... ¡Qui lo sa!
Malo o bueno, par vos
será mi postrimer hálito.
Acabemos. Venga el hábito. (Lo toma.)
Ahí va mi anillo, y adiós.
Link del poema completo (PDF): http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~04700442a/Mendo.pdf

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