En el lenguaje cotidiano, se entiende al dilema como un problema que puede resolverse a través de dos soluciones pero que ninguna de las dos resulta completamente aceptable o, por el contrario, que las dos son igualmente aceptables. En otras palabras, al elegir una de las opciones, la persona no queda del todo conforme.
Lo que hace un dilema es poner a un individuo en una situación de duda, debatiéndose entre dos alternativas. El dilema puede generarse por diversas cuestiones: profesionales, morales, etc. Es frecuente que la persona se debata entre una opción “correcta” (aquello que supone que debe hacer) y una opción “sentimental” (aquello que siente que quiere hacer).
Para poder evaluar los mecanismos cerebrales que controlan la moral, los psicólogos suelen plantear dilemas morales a los sujetos de estudio. En estos dilemas el sujeto tiene que tomar una decisión sobre la vida y la muerte de unos personajes humanos en una situación límite.
Estas pruebas son realizadas sobre supuestos, donde a la persona se pone en una situación de dilema y tiene que escoger entre dos cuestiones, evidentemente no es en una prueba real, sino en una toma de decisión que no tendrá consecuencias. Valorar estos supuestos para entender al ser humano puede servir, pero no es una prueba con garantías, ya que no hay consecuencias morales sobre la decisión que tome, más allá de la situación que se le haya expuesto y la decisión que haya escogido en un momento definido.
Estas pruebas son realizadas sobre supuestos, donde a la persona se pone en una situación de dilema y tiene que escoger entre dos cuestiones, evidentemente no es en una prueba real, sino en una toma de decisión que no tendrá consecuencias. Valorar estos supuestos para entender al ser humano puede servir, pero no es una prueba con garantías, ya que no hay consecuencias morales sobre la decisión que tome, más allá de la situación que se le haya expuesto y la decisión que haya escogido en un momento definido.
CASO 1: ELEGIR ENTRE LA VIDA DE UN BEBE O CAMPO DE CONCENTRACIÓN NAZI.
Cuentan que durante la segunda guerra mundial un grupo de judíos estaba en un sótano o similar cuando trataban de esconderse de los soldados nazis. Si los capturaban irían directamente a algún campo de exterminio. Entre este grupo de personas había una madre con un bebé. Los soldados nazis se acercaban y el bebé se puso a llorar. Ante la perspectiva de que el llanto del bebé los descubriera, la madre tapó la boca del bebé. Los soldados nazis abandonaron el lugar sin percatarse de la presencia de los refugiados, pero el bebé murió asfixiado. Es difícil pensar que una madre pueda luchar contra el instinto biológico de protección de su hijo, así que la muerte fue probablemente “accidental”, pero su acción probablemente salvo la vida de todos. ¿Se puede justificar el asesinato para poder salvar la vida de varias personas?
En un mundo absolutamente racional y sin sentimientos, en el que todos fuéramos como el Mr. Spock de Star Treck, la respuesta a este dilema sería clara y se podría matar al bebé para salvar de una muerte segura a muchos otros. Pero siempre queda la duda, quizás los alemanes hubieran perdido la guerra antes de poder exterminar a este grupo de prisioneros. En definitiva, podemos buscar escapatorias plausibles para evitar la muerte del bebé.
CASO 2: ATROPELLO CON TRANVÍA
Algunos de ellos tienen como protagonistas a trenes o tranvías. Supongamos que a usted, amigo lector, se le planeta un dilema de ese tipo. Se le pone a cargo de la palanca que cambia las agujas en una vía de tren de tal modo que lo desvía hacia otra diferente si se la empuja. Digamos además que justo después de esa bifurcación, y a los pocos metros, hay 5 personas atadas sobre una de las vía que un demente ha colocado ahí y una sola persona en las mismas condiciones en la otra. El tren está fuera de control y no hay nadie que lo pueda frenar, si no hace nada el tren arrolla a las cinco personas, si empuja la palanca el tren arrolla a la persona de la otra vía. ¿Qué haría?, ¿empujaría la palanca? La situación no la ha buscado usted, es, al fin y al cabo, culpa de otro.
¿Y si no hay cambio de agujas y en su lugar, para parar el tren, tiene que empujar a una persona que está con usted en un puente?, ¿qué haría?
CASO 3: Salvación marítima
Usted viaja en un barco que se accidenta. Junto a 30 sobrevivientes, usted se dirige a tierra en un bote salvavidas, pero el bote no soporta tanta gente y se decide mantener a solo 7 personas en él. ¿Crees que sería moralmente permisible que para salvar a algunas personas lanzar a los demás por la borda, sobre todo viendo que, de lo contrario, todo el mundo se ahogará?
¿Y si no hay cambio de agujas y en su lugar, para parar el tren, tiene que empujar a una persona que está con usted en un puente?, ¿qué haría?
CASO 3: Salvación marítima
Usted viaja en un barco que se accidenta. Junto a 30 sobrevivientes, usted se dirige a tierra en un bote salvavidas, pero el bote no soporta tanta gente y se decide mantener a solo 7 personas en él. ¿Crees que sería moralmente permisible que para salvar a algunas personas lanzar a los demás por la borda, sobre todo viendo que, de lo contrario, todo el mundo se ahogará?
CASO 4: EL AMIGO O YO
Usted y su mejor amigo quedaron varados en una isla. Ambos están infectados con un virus mortal. Encuentran una medicina que puede curarlos, pero no alcanza para los dos. ¿Como elegirían usted y su amigo quien debe salvarse? ¿La tomaría usted aún con el cargo de conciencia de haberlo dejado morir?
¿Ninguno la tomaría?
CASO 5:SALVAR POBLACIÓN O QUE DESCUBRAN EL CÓDIGO
Durante la II Guerra Mundial, los servicios secretos ingleses descubrieron el código secreto que utilizaba el ejército alemán, llamado Enigma. Uno de los primeros mensajes que pudieron descifrar fue el plan para bombardear y destruir la ciudad de Coventry en Abril de 1940. El Estado Mayor y el Primer Ministro Winston Churchill tuvieron que tomar una decisión. Podían avisar a la población de la ciudad, organizando la evacuación para evitar muertos. Si lo hacían, los alemanes podrían darse cuenta de que su código había sido descubierto, por lo que lo cambiarían y los servicios secretos ingleses no podrían volver a saber cuáles eran los planes del enemigo, lo que les impediría salvar muchas vidas.
¿Debe Churchill avisar a la población de Coventry o debe guardar silencio?
CASO 6: DELATAR A INFORMADORES
Guillermo e Irene son las personas que llevan el periódico escolar del instituto, y cuentan con la ayuda de otros alumnos y profesores de los departamentos de lengua y filosofía. Cada dos meses publican un número de la revista en el que aparecen informaciones variadas y artículos de colaboración escritos por otros alumnos del centro. Han estado preparando un artículo sobre el consumo de porros en el instituto; gracias a las entrevistas realizadas, han podido contar cuántos alumnos consumen porros, cómo los consiguen y cuándo los fuman, pero no han dado ningún nombre y han evitado también dar algunos detalles concretos sobre dónde y a quien compran los porros. La directora del centro, después de leer el artículo, les exige que le digan todos los datos para poder tomar medidas disciplinarias. En caso de no hacerlo, serán sancionados y el periódico escolar podría ser prohibido, al menos temporalmente.
¿Deben Guillermo e Irene dar los datos a la directora?
La regla “no hacer daño a los demás” está íntimamente grabada en nuestros cerebros, nos ha permitido prosperar como especie y ha creado todos los sistemas culturales que mantienen la idea de justicia. Y, sobre todo, para cada uno de nosotros no es lo mismo realizar una acción que desencadene la muerte de un ser humano (independientemente de las circunstancias) que una inacción que derive en la muerte de otros. La responsabilidad no es la misma. Las cosas que podríamos hacer y no hacemos para salvar vidas son casi infinitas y no realizamos casi ninguna de ella.
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