Todas las noticias que van apareciendo en los diarios, cadenas de televisión, debates, van creando un clima de resignación entre la población; resignación ante cualquier cosa que nos pidan o exijan los políticos por recomendación de los llamados "mercados financieros".
Las previsiones que hacen los "Mercados", que evalúan nuestro futuro, suelen tender a contenidos pesimistas sobre lo que nos espera. Esos "Mercados", que son los grandes culpables de la crisis que asola a los pueblos, no, a los millonarios ni a los banqueros ni a los grupos de poder, que cuando hacen balances de sus cuentas, hablan de disminución de beneficios, presentándolo como pérdidas.
Los productos de lujo se cotizan entre estos personajes más que nunca, esos mismos productos, son los que están también generando pingües beneficios, ya dice el refrán "a río revuelto ganancias de pescadores".
Los Mercados (FMI, Banco de España, Banco Europeo, Banco Central, etc) vaticinan para España, que el paro alcanzará los 6 millones de parados, un lastre dicen, que será difícil de asumir, ¿para eso han estudiado?, parecen las verdades del barquero; nos dicen que para superarlo tendremos que tomar las medidas recomendadas por "ellos", que siempre son las mismas, el mismo guión, recortes, restricciones, subida de impuestos, pérdidas de derechos; la lección la tienen bien aprendida.
Ese clima de resignación que como un virus va infectando a todas las sociedades, se va extendiendo, paralizando e inoculando cualquier idea brillante que se salga del corsé de los "mercados", donde la palabra "creer" se sepulta entre la resignación.
Tuvimos la burbuja inmobiliaria que ningún partido político tuvo cojones para para pincharla; aún cuando todos sabían que estaba ahí, solo había que observar los precios inmobiliarios para darse cuenta que estaban sobrevalorados muy por encima del valor real; la idea era que fueran otros los que pincharan el globo y que asumieran las consecuencias, todo por mantener su status personal o su trono de poder. Pero el pinchazo vino del otro lado del Atlántico con las hipotecas basuras que hizo de catalizador y extendió la crisis a todos los mercados, a todo el planeta.
Esos mercados que ahora son los adalides de los recortes como solución definitiva y que lo único que genera es sumisión y pobreza entre los más desfavorecidos y los menos culpables, obligando a los gobiernos a implantar sus propuestas.
Es hora de rebelarse contra esos impostores camuflados como, los salvadores, esos que atesoran la mayor parte de la riqueza de este planeta y que además empiezan a ser los que dictan las conductas y políticas de los pueblos.(véase Italia y Grecia).
La paradoja del sistema capitalista, según la Ley del Hierro de los Salarios, enunciada por el economista David Ricardo (liberal para más inri), que dice que cuanta más riqueza produjera la industria en un país, más aumentaría su población, más bajos serían los salarios, más pobres serían los trabajadores y mayores los beneficios de la industria capitalista.
Por tanto, para evitar la pobreza de los trabajadores , ¿habrá que contener la riqueza productiva?, ¿INTERESA?.
En todas las sociedades pasadas y presentes ha existido una clase de opresores y otra de oprimidos. La historia no es otra cosa que la sucesión de conflictos sociales, o lucha de clases antagónicas.
J.M. Keynes el economista más influyente del siglo XX, en su libro "Las consecuencias económicas de la paz", advertía que todas las economías estaban interrelacionadas y que el empobrecimiento de los vencidos afectaría también a los vencedores. Estas opiniones se verían refrendadas con la Primera Guerra Mundial, donde se pusieron condiciones durísimas a los vencidos, Keynes comprobó con asombro que las compensaciones de guerra que Alemania debía pagar a los aliados eran astronómicas y, por tanto, inaceptables, no pudo por menos de manifestar que aquel documento de paz, más que una capitulación, parecía el acta de declaración de una nueva guerra mundial. Y no iba muy desencaminado. La lección serviría a los vencedores de 1945 para evitar el mismo error. (Plan Marshall).
Creer es algo que hemos olvidado, pero los milagros existen o eso pensaron muchos con la recuperación de Alemania después de la 2ª Guerra Mundial. La Europa de la posguerra fue la de los "milagros", término utilizado por la rapidez de su recuperación económica. El primer "milagro" fue el alemán. En veinte años, la RFA transformó el paisaje de desolación posbélico en el de un país próspero situado entre las primeras economías mundiales.
El crecimiento económico estuvo acompañado por los avances del Estado del bienestar, un logro histórico. El Estado del bienestar o la teoría del Estado benefactor, se basa en la existencia de Estados fuertes cuyo objetivo prioritario es el bienestar de sus ciudadanos, entendido en términos económicos y sociales. Esto quiere decir que deben buscar un alto nivel de producción acompañado de una distribución igualitaria de la renta y de la prestación de una amplia gama de servicios sociales (sanidad, y educación gratuitas, subsidios de paro y jubilación, salarios mínimos, reducción de la jornada laboral, vacaciones pagadas, etc). Derechos que ahora se cuestionan.
Además Keynes argumentaba que el Estado debería intervenir en el mercado para corregir desequilibrios y estimular la actividad económica, por ejemplo , invirtiendo en obras públicas que darían trabajo a las empresas, que a su vez emplearían a obreros . Gracias al gasto público, el mercado crecería . Keynes sin embargo no dijo que las arcas públicas se convirtieran en obras faraónicas que endeudaran al Estado y que se despilfarra sin control, para en la mayoría de las ocasiones beneficio personal del gestor de turno de ese dinero.
Keynes se oponía al liberalismo clásico , que condenaba al obrero al salario más bajo, y que acusaba a la beneficiencia de causar inflación, Keynes proponía ayudar a los parados con subsidios. Lejos de perjudicar al mercado, esta inyección de dinero lo estimularía ya que los trabajadores eran al mismo tiempo consumidores . Y una inflación moderada era preferible a la deflación y al estancamiento.
Que la resignación no sea la forma de afrontar los problemas y demos soluciones, algunas están en los libros de historia, aprendamos de la experiencia.
DESENMASCAREMOS PRIMERO A LOS CULPABLES DE LA CRISIS Y NO DEJEMOS QUE ESOS CULPABLES DIRIJAN NUESTRAS VIDAS Y NUESTRAS POLÍTICAS.
El Ogro.
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