Aunque parece imposible: un grupo de físicos del Instituto de Óptica Cuántica de la Universidad de Viena ha conseguido cambiar, desde el presente, un evento del pasado. Se trata de la realización práctica de una teoría predicha hace 12 años pero que -hasta ahora- jamás se había conseguido poner en práctica. Básicamente, consiguieron entrelazar partículas que estaban entrelazadas con otras incluso después de que las originales habían sido destruidas. La hazaña se ha conseguido aprovechando una extraña capacidad de las partículas subatómicas . El concepto clave que permite este nuevo y sorprendente comportamiento es un viejo conocido de los físicos: el entrelazamiento cuántico, un fenómeno aún no del todo comprendido y que consiste en una suerte de "unión íntima" entre dos partículas subatómicas sin importar a qué distancia se encuentren la una de la otra. Cuando dos partículas están "entrelazadas", cualquier modificación que llevemos a cabo sobre una se reflejará de inmediato en la otra, aunque ésta se encuentre en el otro extremo de la galaxia.
El trabajo ha sido publicado en Nature Physics y calificado como “radical” por la comunidad científica.
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