¿Podréis intentar descubrir sus entrañas, pero cuidado no os volváis locos?
El manuscrito Voynich es un misterioso libro ilustrado, de contenidos desconocidos, escrito hace unos 500 años por un autor anónimo en un alfabeto no identificado y un idioma incomprensible, el denominado voynichés.
A lo largo de su existencia constatada, el manuscrito ha sido objeto de intensos estudios por numerosos criptógrafos profesionales y aficionados, incluyendo destacados especialistas estadounidenses y británicos en descifrados de la Segunda Guerra Mundial. Ninguno consiguió descifrar una sola palabra. Esta sucesión de fracasos ha convertido al manuscrito en el Santo Grial de la criptografía histórica, pero a la vez ha alimentado la teoría de que el libro no es más que un elaborado engaño, una secuencia de símbolos al azar sin sentido alguno.
Sin embargo, el que cumpla la ley de Zipf, que viene a decir que en todas las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional a su frecuencia de aparición (cuantas más veces aparece una palabra en un idioma, más corta es), hace pensar que se trata no sólo de un texto redactado en un lenguaje concreto, sino también que este lenguaje está basado en alguna lengua natural, ya que lenguajes artificiales como los élficos de Tolkien o el klingon de Star Trek no cumplen esta regla. Esto es debido a que la explicación a esta ley se basa en la economía lingüística: las palabras que más utilizamos son más cortas y así requieren menos energía, por ello es el uso de una lengua el que acaba por imponer esta ley. Es prácticamente imposible que el autor del manuscrito Voynich conociera la ley de Zipf, enunciada muchos siglos después, y por tanto que la aplicase a una lengua inventada por él.
La historia fascinante de este manuscrito misterioso, escrito en un lenguaje indescifrable. Slashdot publicó una nota donde se apunta a una posible solución aportada por la doctora Edith Sherwood:quizá el texto del Manuscrito Voynich son sólo anagramas de palabras en italiano, escritas de una forma curiosa.
La doctora Sherwood lo explica en una serie de artículos publicados en su web. Allí cuenta el proceso que le ha llevado a esa conclusión. En primer lugar ella siempre pensó que el manuscrito podía haber sido escrito por Leonardo Da Vinci, tal y como publicó en otra serie de artículos hace casi 10 años.
Si eso era correcto entonces Leonardo tuvo que emplear la lengua italiana para redactarlo. Además, Gordon Rugg le sugirió a la doctora que las palabras del manuscrito podían ser anagramas. Todo encajó cuando se dió cuenta de que en la última página del manuscrito la primera frase es "Povere leter rimon mist(e) ispero". Lo que viene a significar algo así como ‘las pobres letras reconvertidas en mezcla inspirada’. Visto esto decidió que había que investigar el tema de los anagramas. Además leyó (en la Wikipedia!) que durante la Edad Media los científicos europeos solían usar anagramas para ocultar sus descubrimientos.
Para descifrar los anagramas usó la web del Italian Anagram Dictionary (un sitio que no hemos podido encontrar, a decir verdad), y para identificar los nombres de plantas usados en la Italia del siglo XVI empleó el libro Botanical Gardens of Padua.
Manuscrito Voynich es un antiguo texto que posee escrituras que no pueden ser interpretadas, ilustraciones que desafían la inteligencia de los científicos, incluyendo a muchos aficionados, quienes intentan descubrir desde hace casi un siglo, el mensaje conceptual de esta obra. Lo único que se ha podido determinar, hace pocos días por científicos de la Universidad de Arizona, es su antigüedad. Este trabajo habría sido realizado en el siglo XV. La historia cuenta que en 1912, el anticuario norteamericano Wilfrid Voynich adquirió el manuscrito en Italia e hizo circular copias de éste con la esperanza de encontrar un traductor. Un siglo después, continúa desafiando a los decodificadores. ¿Te interesan los desafíos? Aquí tienes uno: el Manuscrito Voynich.
Investigadores de la Universidad de Arizona han descifrado uno de los infinitos enigmas que rodean lo que se ha llamado el "manuscrito más misterioso del mundo": el Manuscrito Voynich, un libro lleno de dibujos y textos que nadie ha sido capaz de dar sentido hasta el día de hoy. Un equipo dirigido por Greg Hodgins, en el departamento de Física de la Universidad de Arizona y mediante el uso de la técnica de datación por radioisótopos de carbono, ha encontrado que las páginas del manuscrito datan del siglo XV, por lo que el libro sería un siglo más antiguo de lo que los estudiosos se habían imaginado anteriormente. Las filas de texto garabateado sobre un pergamino notoriamente envejecido, que fluyen alrededor de ilustraciones que representan intrincados y muy elaborados conjuntos de plantas, mapas astronómicos y figuras humanas en situaciones que recrean baños de inmersión (en lo que se supone podría ser la fuente de la juventud). A primera vista, el Manuscrito Voynich no parece ser diferente a cualquier otro trabajo antiguo donde se incluyen escrituras y dibujos. Pero una segunda mirada, más cercana y analítica, revela que aquí nada es lo que parece.
Algunas frases se asemejan a las utilizadas en latín, a diferencia de otras que no se utilizan en ningún idioma conocido, y se organizan en lo que parecen ser las palabras y/o frases, con la singularidad de queno se asemejan a cualquier cosa escrita por los seres humanos.Hodgins, un científico, investigador, asistente y profesor en el departamento de Física de la Universidad de Arizona (con un nombramiento conjunto en la Escuela de la UA de Antropología), está fascinado con el manuscrito. "¿Es un código? ¿Es un sistema de cifrado? Hay mucha gente que está haciendo el análisis estadístico del uso de los diagramas y el uso de las palabras y poseen las mejores herramientas para descifrar el significado de este trabajo, pero aun nadie ha logrado determinar si es un texto cifrado por algún científico de aquella época, si es un conjunto de textos y dibujos sin sentido alguno. Hasta hay personas que especulan con la posibilidad de que se trate de un trabajo extraterrestre. Por supuesto, nada de esto ha podido ser demostrado aún”.
Colores del Renacimiento
Mediante el uso de un Espectrómetro Acelerador de Masas, Hodgins y su equipo analizaron muestras, que el mismo científico fue a buscar a la Universidad de Yale, donde se encuentra el manuscrito, de apenas 1 a 6 milímetros de longitud. Después de un importante trabajo de análisis se pudo determinar que el origen del trabajo es 100 años más antiguo de lo que se estimaba. "Sería fantástico si pudiéramos determinar con la ayuda del radiocarbono la antigüedad de de las tintas, pero en realidad este es un trabajo muy difícil de hacer. En primer lugar, se encuentran en la superficie sólo en pequeñas cantidades", dijo Hodgins. "por lo que el contenido de carbono es muy bajo. Además, ese tipo de trabajos está más allá de nuestras capacidades técnicas. Por último, algunas tintas no son a base de carbono, porque se derivan de los minerales del suelo. Estos son inorgánicos y en consecuencia no contienen carbono útil". "Se encontró que los colores son consistentes con la paleta utilizada en la época del Renacimiento, es decir, los colores que estaban disponibles en el momento, pero en realidad esto es un dato de poca ayuda donde no hay nada sospechoso o interesante para investigar. Por otro lado, el texto muestra características extrañas como el uso reiterado de una misma palabra o el intercambio de letras en una secuencia", afirma Hodgins. "Rarezas que hacen muy difícil de entender el significado del trabajo."
Misterios de la alquimia
Por último, Hodgins agrega que lo que el trabajo parece albergar es información relacionada con la alquimia, a la que siempre se la ha asociado con misterios, secretos y la conservación de conocimientos en forma codificada. Sin ir muy lejos, basta con recordar la manera de trabajar que tenía el propio Leonardo Da Vinci (a quien algunos le atribuyeron este manuscrito). Lo cierto es que nadie sabe aún de qué se trata. Botánica, organismos marinos, símbolos astrológicos, figuras humanas y muchas cosas más (incomprensibles, por supuesto) acompañan un texto tan fascinante y fantástico como imposible de comprender.
Descripción
El libro posee alrededor de 240 páginas de pergamino, con vacíos en la numeración de páginas (la cual es aparentemente posterior al texto), lo que sugiere que varias páginas se encontraban ya extraviadas al momento de su compra por Voynich. Una pluma fue utilizada para trazar el texto y delinear las figuras y pintura de colores fue utilizada (algo escabrosamente) sobre las figuras, posiblemente en una fecha posterior.
Ilustraciones
La ilustraciones del manuscrito poco esclarecen acerca de los contenidos del texto, pero denotan que el libro consta de seis "secciones", con diferente materia y estilo. Con excepción de la última sección, que contiene únicamente texto, casi la totalidad de las páginas contienen al menos una ilustración. Las secciones y sus nombres convencionales son:
- Herbario: cada página muestra una planta (en ocasiones dos) y algunos párrafos de texto - un formato típico de herbarios europeos de la época. Algunas partes de estas ilustraciones son copias en mayor escala y detalle de bocetos vistos en la sección farmacéutica (debajo).
- Astronómica: Contiene diagramas circulares, algunos de ellos con soles, lunas y estrellas, lo que sugiere que trata de astronomía o astrología. Una serie de 12 diagramas muestra símbolos convencionales para constelaciones zodiacales (dos peces para Piscis, un toro para Tauro, un soldado con un arco para Sagitario, etc.). Cada símbolo es rodeado por exactamente 30 figuras de mujeres en miniatura, la mayoría de ellas desnudas, cada una sosteniendo una estrella. Las dos últimas páginas de esta sección (Acuario y Capricornio) fueron extraviadas, mientras que Aries y Tauro están separados en cuatro diagramas con 15 estrellas cada uno. Algunos de estos diagramas se encuentran en páginas desplegables.
- Biológica: Un texto denso y continuo con figuras de pequeñas mujeres desnudas tomando baños en balnearios públicos o tinas interconectadas por una elaborada red de tuberías, algunas de ellas claramente en forma de órganos del cuerpo. Algunas de las mujeres llevan coronas.
- Cosmológica: Más diagramas circulares, pero de naturaleza desconocida. Esta sección también posee páginas desplegables, una de ellas de seis páginas de largo, que contiene una especie de mapa o diagrama con seis "islas" conectadas por calzadas, castillos y posiblemente un volcán.
- Farmacéutica: Varios dibujos con leyendas de partes de plantas aisladas (raíces, hojas, etc.); objetos similares a jarras apotecarias a lo largo de los márgenes y algunos párrafos de texto.
- Recetas: Muchos párrafos cortos, cada uno marcado con una "viñeta" en forma de flor (o estrella).
El texto
El texto fue claramente escrito de izquierda a derecha, con un desprolijo margen derecho. Las secciones más largas se encuentran partidas en párrafos, a menudo con "viñetas" en el margen izquierdo. No hay evidencia de signos de puntuación. El texto es fluido, como si el escriba entendiera lo que estaba escribiendo mientras lo hacía; el manuscrito no da la impresión de que cada carácter haya tenido que ser calculado antes de ser escrito en la página.
El texto consiste de más de 170.000 glifos, usualmente separados unos de otros por pequeños espacios. La mayoría de los glifos están escritos con uno o dos trazos simples. Considerando que existen disputas sobre si ciertos glifos son distintos o no, se calcula que el alfabeto entero consta de entre 20 y 30 glifos totales para casi todo el texto, con raras excepciones de algunas docenas de caracteres "extraños", encontrados una o dos veces en todo el texto.
Los espacios más anchos dividen el texto en alrededor de 35.000 "palabras" de longitud variada. Estas parecen seguir una cierta fonética o reglas ortográficas de cierto tipo; por ejemplo, algunos caracteres deben aparecer en cada palabra (como las vocales en el castellano), algunos caracteres nunca siguen a otros, algunos pueden ser dobles pero otros no.
El análisis estadístico del texto reveló patrones similares a los de lenguajes naturales. Por ejemplo, la frecuencia de palabras sigue la ley de Zipf y la entropía (alrededor de 10 bits por palabra) es similar a aquella de textos en latín. Algunas palabras ocurren exclusivamente en ciertas secciones, o solo en algunas páginas; otras son vistas en todo el manuscrito. Existen muy pocas repeticiones entre las miles de "leyendas" adjuntas a las ilustraciones. En la sección herbario, la primera palabra de cada página es vista solamente en esa página, pudiendo representar el nombre de la planta.
Por otro lado, el "idioma" del manuscrito Voynich es distinto de los idiomas europeos en varios aspectos. En particular no existen palabras con más de 10 "letras". Además, la distribución de letras dentro de una palabra es algo peculiar: algunos caracteres aparecen solamente al principio de una palabra, otros solamente al final y algunos siempre en el medio.
El texto parece ser más repetitivo que los típicos idiomas europeos; existen secuencias en las cuales la misma palabra común aparece hasta tres veces consecutivas.
Historia
Dado que el alfabeto del manuscrito Voynich no se asemeja a ningún tipo de escritura conocido y el texto continúa sin ser descifrado, la única evidencia práctica de la edad y origen del libro son sus ilustraciones - especialmente los vestidos y peinados de las figuras humanas y algunos castillos vistos en los diagramas. Todos son característicamente europeos y basados en esta evidencia la mayoría de los expertos asignan el libro a la edad comprendida entre 1450 y 1520. Esta estimación es apoyada por otras pistas secundarias.
El primer dueño confirmado del manuscrito fue un cierto Georgius Barschius, un oscuro alquimista quien vivió en Praga a comienzos del siglo XVII. Barschius se encontraba aparentemente tan confundido con respecto al libro como nos encontramos en la actualidad. Tras enterarse de que Athanasius Kircher, un erudito jesuita del Collegio Romano, había publicado un diccionario de copto (etiopiano) y "descifrado" los jeroglíficos egipcios, envió una muestra del manuscrito Voynich a Kircher en Roma (en dos ocasiones), pidiéndole pistas. Su carta a Kircher en 1639, recientemente hallada por René Zandbergen, es la mención más reciente del manuscrito que ha sido hallada hasta la fecha.
Se desconoce si Kircher respondió al pedido, pero aparentemente se encontraba suficientemente interesado en intentar adquirir el libro, pero Barschius se rehusó a venderlo. Tras la muerte de Barschius el manuscrito pasó a manos de su amigo Johannes Marcus Marci, en aquel entonces rector de la Universidad Charles de Praga; quien expeditamente envió el libro a Kircher, su amigo corresponsal. La carta de Marci (1665) se encuentra aún adjunta al manuscrito. La carta ofrece el manuscrito para su descifrado y menciona que fue alguna vez comprado por el emperador Rodolfo II de Bohemia (1552-1612) por 600 ducados de oro. La carta luego menciona que en la corte de Rodolfo II se creía que el autor del manuscrito era Roger Bacon (el fraile franciscano que vivió entre 1214 y 1294).
No existen registros del libro por los siguientes 200 años, aunque muy probablemente haya sido guardado, junto con la correspondencia de Kircher, en la librería del Collegio Romano (actualmente la Pontífice Universidad Gregoriana). Allí permaneció probablemente hasta que las tropas de Victor Emanuel II de Italia capuraran la ciudad en 1870 y anexaron los Estados Papales. El nuevo gobierno italiano decidió confiscar muchas de las propiedades de la iglesia, incluyendo la biblioteca del Collegio. De acuerdo a investigaciones por Xavier Ceccaldi y otros, justo luego de este acontecimiento, muchos libros de la biblioteca de la universidad fueron precipitadamente transferidos a las bibliotecas personales de su facultad, donde fueron exentos de la confiscación. La correspondencia de Kircher, incluyendo el manuscrito, se encontraba entre estos libros.
Alrededor del año 1912 el Collegio Romano se encontraba aparentemete en una situación económica precaria y decidió vender (en forma discreta) algunas de sus propiedades. Wilfrid Voynich adquirió 30 manuscritos, entre ellos el manuscrito Voynich. En 1961, luego de la muerte de Voynich, el libro fue vendido por su viuda a otro vendedor de libros antiguos llamado H. P. Kraus. No pudiendo encontrar un comprador, Kraus donó el manuscrito a la Universidad de Yale en 1969.
Teorías acerca de la autoría
Se han propuesto muchos posibles autores del manuscrito Voynich. A continuación se citan sólo los más populares.
La carta, adjunta al manuscrito, de Marci a Kircher (1665), dice que, según su último amigo Raphael Mnishovsky, el Emperador Rodolfo II de Bohemia (1552-1612) había comprado el libro por 600 ducados (unos miles de dólares en moneda contemporánea). Según la carta, Rodolfo (o tal vez Raphael) creían que el autor era el fraile y polígrafo franciscano Roger Bacon (1214-1294).
A pesar de que Marci dijo que "no opinaba" acerca de la anterior afirmación, Voynich la tomó bastante en serio e hizo todo lo posible por confirmarla. Su convicción influyó poderosamente en la mayoría de los intentos de desciframiento durante los 80 años siguientes. Sin embargo, los estudiosos que han visto el manuscrito y están familiarizados con la obra de Bacon han negado rotundamente tal posibilidad. También hay que advertir que Raphael murió en 1644, y la compra debió ocurrir antes de la abdicación de Rodolfo, en 1611 -al menos 55 años antes de la carta de Marci.
John Dee
La hipótesis de la autoría de Roger Bacon condujo a Voynich a concluir que la única persona que pudo vender el manuscrito a Rodolfo fue John Dee, un matemático y astrólogo de la Corte de Isabel I de Inglaterra, y conocido por ser propietario de una gran colección de manuscritos de Bacon. Dee y su scrier (ayudante "medium") Edward Kelley vivieron varios años en Bohemia, donde habían esperado ofrecer sus servicios al Emperador. Sin embargo, los minuciosos diarios de Dee no mencionan esta venta, lo que la hace bastante improbable. De todas formas, si el autor no fuera Bacon, la relación de Dee con el manuscrito simplemente desaparece. Por otra parte, el propio Dee lo podría haber escrito, y luego propagó el rumor de que era una obra original de Bacon, con la esperanza de venderlo posteriormente.
Edward Kelley
El compañero de Dee en Praga, Edward Kelley, era un extravagante alquimista que presumía de poder transformar el cobre en oro gracias a un polvo secreto que había extraído de la tumba de un obispo en Gales. Como scrier (ayudante "medium") de Dee, también afirmaba ser capaz de invocar a los ángeles con una bola de cristal, y mantener largas conversaciones con ellos, que Dee anotaba escrupulosamente. Al lenguaje de los ángeles lo llamaba "enoquiano", derivado de Enoc, el padre de Matusalén; según el relato bíblico Enoc fue llevado a visitar el Cielo en un carro tirado por ángeles, y luego escribió un libro acerca de lo que allí vio. Algunos han sugerido que, igual que Kelley inventó el "enoquiano" para engañar a Dee, podría haber creado el manuscrito Voynich para estafar al Emperador (quien además pagaba a Kelley por sus presuntos conocimientos alquímicos). Sin embargo, si Roger Bacon no es el autor del manuscrito, la relación de Kelley con el mismo es tan improbable como la de Dee.
Wilfrid Voynich
Se sospechó en muchas ocasiones que el propio Voynich elaboró el manuscrito. Como anticuario de libros, seguramente tenía los conocimientos y medios necesarios, y un "libro perdido" de Roger Bacon habría valido una fortuna. Sin embargo, el reciente descubrimiento de la carta de Baresh a Kircher, ha eliminado completamente esta posibilidad.
Jacobus Sinapius
Una reproducción fotostática de la primera página del manuscrito Voynich, hecha por Voynich en algún momento anterior a 1921, mostraba el rastro débil de unas palabras que habían sido borradas. Con la ayuda de algunos productos químicos, se pudo leer que el texto decía "Jacobj `a Tepenece": es decir, Jakub Horcicky de Tepenec, en latín Jacobus Sinapius, un especialista en hierbas medicinales, médico personal de Rodolfo II y encargado de sus jardines botánicos. Voynich, y muchos otros después, dedujeron de esta "firma" que Jacobus poseía el manuscrito Voynich ante que Baresh, y vio en ello una confirmación de la historía de Raphael. Otros han sugerido que el propio Jacobus pudo ser el autor.
Sin embargo, la caligrafía de las palabras difuminadas no coincide con las firma de Jacobus, que ha sido hallada en un documento recientemente localizado por Jan Hurich. Por ello es posible que la escritura de la primera página fuera añadida posteriormente por un dueño o librero, y sería sólo la hipótesis de esta persona acerca del autor del manuscrito. En los libros de historia de los jesuitas de los que disponía Kircher, Jacobus era el único alquimista o médico de la corte de Rodolfo que merece una entrada de una página completa mientras que, por ejemplo, apenas si mencionan a Ticho Brahe. Además los productos químicos aplicados por Voynich han deteriorado tanto el pergamino que actualmente apenas si se puede ver rastro de la escritura, así que también existe la sospecha de que la firma fuera falsificada por Voynich para contribuir al fortalecimiento de la hipótesis de la autoría de Roger Bacon.
Johannes Marci
Johannes Marci conoció a Kircher cuando encabezaba una delegación de la Universidad Carlos de Praga a Roma en 1638, y en los 27 años siguientes, los dos eruditos intercambiaron cartas sobre una gran variedad de disciplinas científicas. La misión de Marci formaba parte de la lucha continua de la facción secularista de la Universidad para mantener su independencia respecto a los jesuitas, quienes dirigían el Colegio Clementinum de Praga, rival de la Universidad. A pesar de esos esfuerzos, las dos universidades se fusionaron en 1654 bajo control de los jesuitas. Por tanto, se ha especulado que la animosidad política contra los jesuitas llevó a Marci a "fabricar" la carta de Baresch, y más tarde el manuscrito Voynich, en un intento de desacreditar a su "estrella" Kircher.
La personalidad y conocimientos de Marci parecen adecuados para llevar a cabo esta tarea, y Kircher, un "Doctor Sabelotodo", era una presa fácil, pues se le recuerda más por sus errores espectaculares que por logros genuinos. Incluso la carta de Baresch guarda cierto parecido con un fraude que el orientalista Andreas Mueller hizo al propio Kircher: Mueller elaboró un manuscrito ininteligible y se lo envió a Kircher, con una nota adjunta que explicaba que procedía de Egipto. Pidió a Kircher una traducción, y se sabe que Kircher hizo una inmediatamente.
Merece la pena señalar que las únicas pruebas de la existencia de Georg Baresch son tres cartas enviadas a Kircher: una remitida por Baresch (1639) y dos por Marci (como un año después). También es curioso que la correspondencia entre Marci y Kircher acaba en 1665, precisamente con la carta adjunta al manuscrito Voynich. Sin embargo, el resentimineto secreto de Marci contra los jesuitas es pura conjetura: era un católico devoto, él mismo había estudiado para hacerse jesuita, y poco después de su muerte en 1667 le fue concedida la pertenencia honorífica a la Orden.
Raphael Mnishovsky
Raphael Mnishovky, amigo de Marci al que se atribuye la historia de Bacon, era criptógrafo entre otras muchas cosas, y parece que inventó un cifrado presuntamente indescifrable. Esto ha llevado a la hipótesis de que elaboró el manuscrito Voynich como una demostración práctica de dicho cifrado, y convirtió al pobre Baresh en un involuntario conejillo de Indias. La hipótesis sigue con que después de que Kircher publicó su libro sobre el copto, Raphael pensó que engañar a éste sería un trofeo mucho más jugoso que engañar a Baresch, y convenció al alquimista para que pidiera ayuda al jesuita. Habría inventado la historia de Roger Bacon para motivar más a Barech. La abstención de opinión de la carta adjunta al manuscrito Voynich pudo significar que Marci sospechaba que era una mentira. Sin embargo, no hay pruebas definitivas de esta teoría.
Anthony Ascham
El doctor Leonell Strong, investigador del cáncer y criptógrafo aficionado, intentó descifrar el manuscrito Voynich. Strong dijo que la solución era "un peculiar sistema doble de progresiones aritméticas de un alfabeto múltiple". Strong defendía que el texto revelaba que el autor del manuscrito Voynich era el autor inglés del siglo XVI Anthony Ascham, cuya obra incluía A Little Herbal ("Un pequeño herbario"), publicado en 1550. Aunque el manuscrito Voynich contiene secciones parecidas al herbario, el principal argumento contra esta hipótesis es que se desconoce dónde habría obtenido este autor los conocimientos literarios y criptográficos necesarios.
Voynich también sabía que existían convincentes pruebas circunstanciales que sugerían que el autor de la extraña obra por él adquirida pudiera haber sido Roger Bacon, monje franciscano del siglo XIII que había combinado sus estudios de filosofía, matemáticas y física experimental con la alquimia. Quizá Bacon había logrado inventar, 600 años antes que Boole, un sistema de lógica simbólica, o quizá simplemente había elaborado un código para camuflar sus investigaciones en torno a la piedra filosofal y el elixir de la vida, eludiendo así la acusación de practicar la magia negra; acusación que en la Edad Media solía tener fatales consecuencias.
Mientras daba vueltas a todas esas posibilidades, Voynich se dirigió al mundo académico buscando una solución; hizo hacer docenas de copias del documento y se las envió a todos los especialistas que pudieran colaborar con él. Con cada copia, envió un resumen de lo que se sabía del manuscrito.
Voynich había pagado una cantidad no revelada, a principios de 1912, tras haberlo hallado en la biblioteca del Colegio Mondragone de los jesuitas, en Frascati (Italia). Antes de llegar allí, el manuscrito había permanecido custodiado durante 250 años en el Collegium Romanum de los jesuitas; y había sido entregado por un célebre erudito y criptólogo jesuita del siglo XVII, llamado Athanasius Kircher, quien había intentado, sin éxito, descifrarlo.
Teorías acerca de su autoría y propósito
La impresión general que proporcionan las páginas sobrevientes del manuscrito sugieren que su propósito era servir como una farmacopea o desarrollar temas comunes en la medicina medieval o renacentista. Sin embargo, los detalles intrigantes de las ilustraciones han alimentado muchas teorías acerca del origen del libro, su contenido, y los fines para los que fue concebido.
Herbario
La primera sección del libro es casi seguro un herbario, pero han fracasado completamente todos los intentos para identificar las plantas, ya sea con especies existentes o con los dibujos estilizados de los herbarios contemporáneos. Sólo se pueden identificar con alguna certidumbre un par de plantas, entre las que se incluyen el pensamiento salvaje y el helecho "culantrillo" o "cabello de Venus". Los dibujos del herbario que se asemejan a los bocetos "farmacológicos" parecen ser "copias en limpio" de éstos, salvo que se completaron las partes faltantes con detalles inverosímiles. De hecho, muchas de las plantas parecer ser compuestas: se juntan las raíces de una especie con las hojas de otra y las flores de una tercera.
Brumbaugh cree que una ilustración representa un girasol del Nuevo Mundo, lo que ayudaría a fechar el manuscrito y abriría posibilidades intrigantes acerca de su origen. Sin embargo, la semejanza es escasa, sobre todo si la comparamos con la especie salvaje original; y puesto que se desconoce la escala del dibujo, la planta podría ser representar un ejemplar de una amplia familia botánica, compuesta por muchas especies ( margarita, camomila,...) y extendida por todo el mundo.
Los recipientes y tubos de la sección "biológica" podría indicar una relación con la alquimia, lo que sería relevante si el libro contuviera instrucciones para la preparación de compuestos médicos. Sin embargo, los libros alquímicos del periodo comparten un lenguaje visual común, en el que se representan los procesos e ingredientes por medio de imágenes específicas (el águila, el sapo, un hombre en una tumba, una pareja en la cama, etc.) o símbolos textuales convencionales ( un círculo con una cruz,etc...); no se identifica ninguno de ellos en el manuscrito.
Herbario alquímico
Sergio Toresella, experto en herbarios antiguos, señaló que el manuscrito Voynich podría ser un herbario alquímico, que de hecho no tiene nada que ver con la alquimia. Se trata de un herbario ficticio con dibujos inventados, con el que los curanderos cargaban para impresionar a sus clientes. Parece que existió una pequeña industria doméstica de tales libros en alguna parte de Italia Septentrional, justo en esa época. Sin embargo, esos libros eran muy diferentes del manuscrito Voynich en estilo y diseño, y siempre estaban escrito en lenguaje normal.
Herbario astrológico
Las consideraciones astrológicas siempre tuvieron un papel importante en la recolección de hierbas medicinales, sangrías y otros procedimientos médicos comunes en la época más probable de elaboración del manuscrito (ver, por ejemplo, los libros de Nicholas Culpeper). Sin embargo, aparte de los obvios signos zodiacales, y un diagrama que parece mostrar los planetas clásicos, nadie ha sido capaz de interpretar las ilustraciones dentro de las tradiciones astrológicas conocidas (sean europeas o de otros lugares).
Un dibujo circular en la sección "astronómica" representa un objeto de forma irregular con cuatro brazos curvados; algunos lo han interpretado como el dibujo de una galaxia, que sólo se puede observar con un telescopio. Se han interpretado otros dibujos como células vistas a través del microscopio. Ello implicaría un origen moderno del manuscrito, más que medieval. Sin embargo, el parecido es muy discutible: en una inspección ocular, el centro de la "galaxia" se asemeja más bien a un estanque de agua.
Autores múltiples
Prescott Currier, un criptógrafo de la Marina de los Estados Unidos, que trabajó con el manuscrito en los 70, observó que se podían separar las páginas de la sección "herbario" en dos conjuntos, A y B, con propiedades estadísticas distintas y caligrafías diversas. Concluyó que el manuscrito Voynich era la obra de dos o más autores con diferentes dialectos y convenciones ortográficas. Sin embargo, estudios recientes han puesto en duda esta conclusión. Un experto en caligrafía que examinó el libro opinó que una sola mano había redactado el manuscrito entero. Además, cuando se examinan todas las secciones, se ve una transición más gradual, con el herbario A y el herbario B en los extremos opuestos. Así, las observaciones de Prescott podrían ser tan sólo la consecuencia de que las secciones del herbario hubieran sido escritas en dos épocas muy separadas en el tiempo.
Teorías acerca de la lengua
Se han lanzado muchas hipótesis acerca de la naturaleza de la lengua del manuscrito Voynich. Sigue una lista no exhaustiva:
Cifrado de letras
Según esta teoría, el manuscrito Voynich contiene texto con significado, en alguna lengua europea, que se hizo oscuro a propósito convirtiendo las letras mediante algún sistema de cifrado: un algoritmo que operaba sobre letras individuales.
Ha sido la hipótesis de trabajo en la mayoría de intentos de desciframiento durante el siglo XX, incluido un equipo de criptógrafos de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de los EE.UU.) dirigido por William F. Friedman, en los primero años 50. Se descartaron los cifrados de sustitución simple, porque son muy fáciles de descifrar. Por eso los esfuerzos se han dirigido en general hacia los cifrados polialfabéticos, inventados por Alberti hacia 1460. Este tipo incluye el popular cifrado Vigenere, tal vez reforzado por el uso de símbolos vacíos o equivalentes, reordenación de letras, rupturas falsas de palabra, etc. Algunos autores suponen que se eliminaron las vocales antes del cifrado. Algunos han pretendido el éxito en el desciframiento siguiendo estos supuestos, pero ninguno ha sido ampliamente aceptado, principalmente porque los algoritmos de desciframiento propuestos dependen de tantas suposiciones por parte del lector que se podría obtener un texto con significado de cualquier serie aleatoria de símbolos.
El principal argumento para esta teoría es que el uso de un alfabeto extraño por un autor europeo no es muy explicable, salvo como un intento de ocultar información. Lo cierto es que Roger Bacon sabía de cifrados, y la fecha estimada para el manuscrito apenas coincide con el nacimiento de la criptografía como disciplina sistemática. Contra esta teoría está el argumento de que un cifrado polialfabético normalmente destruiría las características estadísticas "naturales", que se observan en el manuscrito, tales como la Ley de Zipf. Además, aunque los cifrados polialfabéticos fueron inventados hacia 1467, las variantes sólo se hicieron populares en el siglo XVI, un poco tarde para la fecha estimada del manuscrito.
Cifrado con libro de códigos
Según esta teoría, las "palabras" del manuscrito Voynich en realidad serían códigos para consultar en un diccionario o libro de códigos. La prueba principal de este aserto sería que la estructura interna y la distribución de longitud de esas palabras son similares a las de los números romanos - que en ese tiempo hubiera sido un código natural para elegir-. Sin embargo, los cifrados basados en un libro de códigos sólo son viables en textos cortos, pues son muy engorrosos para leer y escribir.
James Finn propuso en su libro Pandora's hope (La esperanza de Pandora, 2004) que el manuscrito Voynich es en realidad hebreo codificado visualmente. Una vez se han trascrito correctamente la letras, usando como guía el EVA http://www.voynich.nu/extra/eva.html (en inglés), se pueden leer muchas de las palabras del manuscrito en hebreo, y se repiten con diversas deformaciones para confundir al lector. Por ejemplo, la palabra AIN del manuscrito significa “ojo” en hebreo, y también aparece con formas distorsionadas como “AIIN” o “AIIIN” para hacerlas parecer como palabras diferentes cuando en realidad son la misma. También se utilizan otros métodos de criptografía visual. Esto explicaría el fracaso que los demás investigadores han tenido al descifrar el manuscrito, porque se basan más en una metodología matemática. El principal argumento en contra es que tal codificación cualitativa constituye un obstáculo formidable para el talento del descifrador individual, dada la multiplicidad de posibles interpretaciones visuales alternativas del mismo texto. Sería difícil separar cuánta interpretación es del texto genuino, y cuánta refleja simplemente la subjetividad del intérprete.
Esta teoría mantiene que el texto del manuscrito Voynich carece en su mayor parte de significado, pero contiene la información oculta en detalles discretos: por ejemplo, la segunda letra de cada palabra, o el número de letras en cada línea. Esta técnica, llamada esteganografía ( en griego, “escritura encubierta” ) es muy antigua, y la describió, por ejemplo, Johannes Tritemius en 1499. Se ha sugerido que el texto traducido ha de ser obtenido mediante una rejilla de Cardano de algún tipo. Esta teoría es difícil de probar o rechazar, puesto que los textos estenográficos pueden ser arbitrariamente difíciles de transcribir. Un argumento en contra es que usar un texto que aparenta estar cifrado va en contra del principal objetivo de la esteganografía, que es ocultar la propia "existencia" del mensaje secreto.
Algunos han sugerido que el texto con significado podría estar codificado en la longitud o forma de ciertos rasgos de la escritura. Hay ejemplos de esteganografía de aproximadamente esa época, que usan el tipo de letra (por ejemplo, regular frente a cursiva) para ocultar información. Sin embargo, cuando se examina con un gran aumento, los rasgos de escritura del manuscrito Voynich tienen un aspecto natural, y vienen afectados principalmente por la superficie rugosa del pergamino.
Lenguaje natural exótico
El lingüista Jaques Guy ha sugerido que el texto del manuscrito voynich podría estar expresado en una lengua natural exótica, aunque escrito con un alfabeto inventado. Ciertamente, la estructura de palabras es similar a la de muchas familias lingüísticas de Asia Oriental y Central, principamente la sino-tibetana ( chino, tibetano y birmano ), la austroasiática ( vietnamita, jemer,...) y tal vez la tai ( tailandés, lao,... ). En muchas de estas lenguas, las "palabras" (es decir, las unidades lingüísticas más pequeñas con un significado definido) constan de una sola sílaba; y esas sílabas tienen una estructura bastante rica, incluidos patrones tonales.
Esta teoría goza de cierta plausibilidad histórica. Aunque esas lenguas disponen en general de sistemas de escritura propios, éstos suelen ser notablemente difíciles para los visitantes occidentales, lo que motivó la invención de varios alfabetos fonéticos, habitualmente usando letras latinas, pero a veces se emplearon letras inventadas. Aunque los ejemplos conocidos son muy posteriores al manuscrito Voynich, la historia registra cientos de exploradores y misioneros que lo podrían haber hecho (incluso antes del famoso viaje de Marco Polo en el siglo XIII, pero especialmente después de que Vasco de Gama descubrió la vía marítima a Extremo Oriente en 1499). El autor del manuscrito Voynich podría ser también un nativo del Lejano Oriente, que vívía en Europa o bien se educó en una misión europea.
El principal argumento a favor de esta teoría es que es consistente con todas las propiedades estadísticas del texto del manuscrito Voynich que has sido comprobadas a la fecha, incluyendo las palabras dobladas y triplicadas ( que se dan en los textos en chino y vietnamita con la misma frecuencia aproximada que en el manuscrito. También explica la aparente falta de números y de características sintácticas occidentales (tales como artículos y cópulas), y la inescrutabilidad general de las ilustraciones. Otra posible pista la constituye dos grandes símbolos rojos en la primera página, que han sido comparados con el título de un libro de estilo chino, dado la vuelta y malamente reproducido. Además, la aparente división del año en 360 grados (en lugar de 365 días), en grupos de 15 y comenzando en Piscis, son rasgos propios del calendario agrícola chino ( jie q'i ). El principal argumento en contra de esta teoría es que nadie ( incluidos los eruditos de la Academia de Ciencias de Pekín ) ha podido encontrar ningún ejemplo claro de simbolismo oriental o de ciencia asiática en las ilustraciones.
A finales de 2003, el polaco Zbigniew Banasik propuso que el manuscrito es texto redactado en idioma manchú, y dio una traducción incompleta de la primera página del manuscrito.
Lengua políglota
En el libro Solution of the Voynich Manuscript: A liturgical Manual for the Endura Rite of the Cathari Heresy, the Cult of Isis ("La solución al manuscrito Voynich: un manual litúrgico del rito de Endura en la herejía cátara, el culto a Isis", 1987), Leo Levitov afirmó que el manuscrito era una transcripción sencilla de una "lengua oral políglota", que definió como "una lengua literaria comprensible para aquéllos que no entendieran el latín, a quienes se les podría leer en esta lengua". Propuso un desciframiento parcial en una mezcla de lengua flamenca medieval con muchos préstamos lingüísticos de francés antiguo y antiguo alto alemán.
Según Levitov, el rito de Endura no era sino un ritual de suicidio asistido, asociado con la fe cátara (aunque la historicidad de este ritual está puesta en duda). Explica que las plantas quiméricas no están destinadas a representar ninguna especie botánica, sino que son símbolos secretos de la fe. Las mujeres en las tinas junto a la red de tuberías representan el propio suicidio ritual, que incluiría la venesección: cortarse las venas para que la sangre se derramase en un bañera con agua caliente. Las constelaciones sin análogo celestial representan las estrellas del manto de Isis.
Se cuestiona esta hipótesis en varios frentes. Uno es que se sabe muy bien que la fe cátara era un gnosticismo cristiano, y no se asociaba de ninguna forma con Isis. Otro es que esta teoría sitúa el origen del libro en los siglos XII o XIII, con lo que sería considerablemente más antiguo que lo que incluso los partidarios de la teoría de Roger Bacon defienden. Levitov no ofrecó ninguna defensa frente a este argumento, más allá de su traducción.
La peculiar estructura interna de la “palabras” del manuscrito Voynich ha llevado a William F. Friedman y John Tiltman a postular por separado que el texto podría ser simplemente una lengua artificial, y más específicamente, una lengua ‘’filosófica’’. Las lenguas de este tipo tienen un vocabulario organizado según un sistema de categorías, por lo que se puede deducir el significado general de una palabra por la secuencia de las letras la componen. Por ejemplo, en la lengua artificial moderna Ro, ‘’bojo’’ es la categoría de los colores, y cualquier palabra que comience con esas letras sería el nombre de un color: así ‘’rojo’’ es ‘’bofoc’’, y ‘’amarillo’’ es ‘’bofof’’ ( es, pues, una versión extrema de la Clasificación Decimal Universal que se usa en las bibliotecas).
Este concepto es bastante antiguo, como lo prueba el libro ‘’Philosophical Language’’ ( “Lengua Filosófica” ) de John Wilkins. En los ejemplos más conocidos, las categorías se subdividen añadiendo sufijos; como resultado, un texto sobre una materia concreta tendría muchas palabras con prefijos similares. Por ejemplo, todos los nombre de plantas empezarían con letras similares, y sería análogo con todas las enfermedades, etc. Esta característica podría entonces explicar la naturaleza repetitiva del texto Voynich.
Sin embargo, nadie ha podido asignar un significado plausible a cualquier prefijo o sufijo del manuscrito, además de que todos los ejemplos conocidos de lenguas filosóficas son bastante tardíos ( siglo XVII ).
Engaño
Las extrañas características del texto del manuscrito ( tales como las palabras duplicadas o triplicadas ) y el contenido sospechoso de sus ilustraciones ( tales como las plantas quiméricas ) han llevado a muchos a pensar que el manuscrito es en realidad un engaño.
En 2003, el especialista en computación Gordon Rugg mostró que se podía reproducir texto con características similares a las del que contiene el manuscrito, mediante el uso de una tabla con prefijos, raíces y sufijos, que habrían sido seleccionados y combinados por medio de una plantilla de papel perforado. Este mecanismo, conocido como rejilla de Cardano, se invento hacia 1550 como herramienta criptográfica. Sin embargo, los pseudo textos generados en los experimentos de Gordon Rugg no tienen las mismas palabras y frecuencias que el manuscrito Voynich, y su parecido al ‘’Voynichés’ es solo visual, no cuantitativo. Puesto que también se puede producir un galimatías aleatorio que se parezca al español (o a cualquier otra lengua ) en una medida similar, estos experimentos no son convincentes.
NASA:
Considerado por la NASA como un texto indescifrable, escrito tal vez por un bromista del siglo XV, el códice Voynich como se le conoce, ha significado un quebradero de cabezas para los mejores lingüistas y especialistas en criptografía de todos los tiempos, que no han podido comprender ni una sola de las palabras que forman las 240 hojas del misterioso códice.
El texto antiguo no tiene título conocido, ni autor conocido y está escrito en un lenguaje desconocido: ¿qué cuenta y por qué tiene tantas ilustraciones de astronomía? El misterioso libro fue comprado una vez por un emperador, olvidado en el estante de una biblioteca, vendido por miles de dólares y, posteriormente, donado a la universidad de Yale.
En el libro existe que parece estar relacionada de alguna manera con el Sol. El libro cataloga algunas áreas del cielo con constelaciones desconocidas. El libro incluye dibujos de constelaciones jamás registradas en alguna cultura de la antigüedad, con anotaciones en una escritura no emparentada con ninguna de las lenguas conocidas.
Existen en el manuscrito 12 diagramas con símbolos conocidos para las constelaciones del zodiaco, en el que cada uno de ellos se encuentra rodeado por las figuras de 30 mujeres en miniatura casi todas desnudas. Dos de los símbolos, que representan a Acuario y Capricornio, se han extraviado. Los símbolos de Aries y Tauro, por su parte, se encuentran rodeados únicamente por 15 figuras femeninas.
La incapacidad de los actuales historiadores de astronomía para comprender los orígenes de estas constelaciones quizás haga parecer pequeña la incapacidad de los actuales descifradores para comprender el texto del libro.
Es por eso que la NASA ha solicitado la ayuda del público en general para descifrar el enigmático escrito en un foro creado ex profeso para tal fin llamado El misterioso manuscrito de Voynich.
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