LOS TERCIOS: EL AZOTE DE EUROPA
https://youtu.be/jxv8SFq-Lg8?si=oPdLQwXGlAJB_VuL
Siglo XVI. El sol no se pone en los dominios del Imperio. España, al mando de Carlos V primero y de Felipe II después, necesita una infantería capaz de sostener su vasto imperio. Surge entonces una máquina de guerra casi mítica: los Tercios.
I. EL NACIMIENTO DE UNA LEYENDA (1534)
En un tiempo en que las guerras aún olían a pólvora, sudor y acero, el emperador Carlos I (V del Sacro Imperio Romano Germánico) comprendió que su imperio, más amplio que cualquier otro antes en Europa, necesitaba algo más que caballeros feudales: necesitaba una fuerza profesional, entrenada y disciplinada.
Así, en 1534, nacen formalmente los Tercios. El término "tercio" no se refiere a una fracción exacta, sino al tipo de unidad militar compuesta por tres armas básicas:
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Picas
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Espadas
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Arcabuces (y más tarde mosquetes)
Formaban una estructura innovadora: bloques compactos y móviles, donde la combinación de fuego y cuerpo a cuerpo se coordinaba como una maquinaria letal.
II. UNA NUEVA FORMA DE HACER LA GUERRA
Los Tercios no eran simples soldados. Eran hombres endurecidos, muchos veteranos, capaces de marchar días bajo la lluvia, pelear sin descanso y morir sin retroceder. Se agrupaban en unidades de entre 2.000 y 3.000 hombres, divididas en compañías.
Sus tácticas revolucionaron Europa:
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La "cuadro" de picas protegía el centro del ejército.
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Los arcabuceros disparaban en andanadas, retrocedían a recargar mientras otros avanzaban.
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La espada y el rodelero (escudo) remataban al enemigo cuando la línea se rompía.
Y todo bajo una estricta disciplina. Se decía que un Tercio aguantaba donde otros ejércitos huían. Era fama ganada a sangre.
III. SUS HAZAÑAS Y BATALLAS ÉPICAS
Los Tercios combatieron durante más de 150 años, dejando huella en casi todos los campos de batalla de Europa.
🔥 Batalla de Pavía (1525)
Antes de su creación formal, la infantería española, embrión de los Tercios, destrozó a las fuerzas francesas. Capturaron al mismísimo rey Francisco I de Francia.
🔥 Lepanto (1571)
En esta batalla naval frente a los otomanos, los Tercios abordaron galeras turcas como si estuvieran en tierra firme. Sus armas de fuego y su agresividad resultaron decisivas.
🔥 Batalla de Gembloux (1578)
En los Países Bajos, los Tercios aniquilaron a la infantería protestante con maniobras magistrales y fuego bien coordinado. El enemigo quedó completamente desintegrado.
🔥 Rocroi (1643)
Aquí comienza el declive. Los Tercios, envejecidos y superados tecnológicamente, cayeron frente a los nuevos ejércitos franceses. Pero murieron de pie, rodeados, con la espada en mano. Fue su último gran acto heroico. Incluso el comandante francés Condé les rindió homenaje.
IV. VIDA DEL SOLDADO DEL TERCIO
Vivir en un Tercio era vivir al filo:
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Marchas agotadoras
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Paga atrasada (a menudo vivían de botín)
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Lealtad no al rey, sino a sus maeses de campo y a su bandera
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Camaradería extrema y orgullo inquebrantable
Se decía que el Tercio no se rendía jamás. Y no era propaganda. Los soldados preferían morir o resistir hasta el final. Su lema no oficial:
"Los Tercios no saben rendirse."
V. ¿QUÉ LOS HIZO TAN DIFERENTES?
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Profesionalismo: No eran milicias campesinas, sino soldados de carrera.
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Tácticas mixtas: Combinaban armas blancas con fuego moderno.
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Organización flexible: Podían adaptarse a diferentes tipos de terreno y enemigos.
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Orgullo y moral: Su fama era parte de su poder. Temidos en toda Europa.
VI. EL DECLIVE Y LA DESAPARICIÓN
El mundo cambió. Las armas de fuego evolucionaron. Las nuevas tácticas favorecían líneas de mosqueteros más flexibles. La caballería volvió con fuerza. España perdió hegemonía. Los Tercios fueron reemplazados por regimientos al estilo francés, más ligeros y móviles.
En 1704, Felipe V abolió los Tercios. Era el fin de una era. Pero su leyenda ya era inmortal.
VII. LEGADO
Hoy, los Tercios son símbolo de disciplina, valor y resistencia. Muchas unidades del ejército español aún llevan sus nombres y tradiciones. En museos, libros y canciones, su memoria vive.
"Los Tercios eran el martillo de Dios en Europa. Allí donde marchaban, el suelo temblaba."
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