El Mundo de Sofía es, en la actualidad, el mejor y más accesible libro sobre la historia de la filosofía y el mayor éxito en la historia de la literatura noruega, además de constituir un best-seller en toda Europa. Hasta aquí perfecto. Pero tiene un defecto tan grande que se me antoja imposible continuar esta reseña sin una indicación: El Mundo de Sofía es un libro que son dos libros. Por un lado, un completísimo y fascinante manual sobre las figuras clave en la filosofía y el pensamiento social, contada de forma divertida y fomentando la actitud de culturizarse y aprender. Por otro lado, una novela en ocasiones lograda, en el resto mediocre. El desnivel entre ambos provoca que esto sea un defecto y no una virtud.
La excusa argumental que propone Jostein Gaarder (1952), autor de esta obra, es una niña preadolescente llamada Sofía Amundsen que encuentra en su buzón una carta que contiene la siguiente frase: “¿Quién eres tú?”, que servirá de puerta para una proposición tan extraña como sugerente: recibir un curso de filosofía por correspondencia.
A partir de aquí, hay dos opciones: dejar a un lado el relato y centrarse sólo en las sucesivas cartas que Sofía va recibiendo (esto es, leer los “manuales” por correspondencia que versan sobre los sofistas, Platón, Sócrates, Aristóteles, San Agustín, Descartes, etcétera), o leer la novela y saltarse los folletos de filosofía. Cada una de las dos partes es tan inconexa y está tan diferenciada (de hecho, en la edición de Siruela, se distinguen hasta los tipos de letras), que la labor de leer ambas cosas a la vez se torna difícil por no decir imposible, una auténtica quimera para el lector, que sin duda opta por leer primero una parte y luego la otra.
EL MUNDO DE SOFIA
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